El menú apocalíptico de Carlos Román Alcaide

¿Te has planteado alguna vez qué sería lo último que comerías en caso de que todos nos fuéramos a la mierda en cuestión de horas?

Esta es la cuestión que dio paso a esta sección en la que planteo a celebrities del mundo de la gastronomía qué comerían si supieran que el mundo está amenazado por un meteorito mortal repleto de políticos que van a parasitar y fagocitar el planeta entero en cuestión de unas horas.

Hoy tenemos a Carlos Román Alcaide, uno de los creadores y alma mater de No más de mamá, uno de los mejores blogs de cocina y más frescos de este país, sin lugar a dudas.

Cuando comenzó el blog, el título contenía el  nombre de una conocida empresa de fiambreras, que no pienso pronunciar, pero que termina por -uppers. Dicha empresa se puso un poco drama queen y finalmente tuvieron que retirar el nombre del blog (se dice que la grandeza de uno se mide por el tamaño de sus enemigos, así que imaginaos lo grande que es este chico).

Para quienes no conozcáis el blog, No más de mamá tiene un estilo muy diáfano con una fotografía maravillosa, unas recetas que pueden hacer que pierdas la cordura en cualquier momento y unos textos que dan ganas de ponerse a cocinar cualquiera de ellas en el mismo momento. El día que yo conocí su blog fue gracias a su hamburguesa de lentejas, que directamente reproduje sin cambiar una coma (aquí tienes la receta) y os tengo que confesar que aluciné desde el minuto uno con la receta y el estilo del blog

Además de todas las bondades del blog, Carlos es un chulazo de los de «ME CASO», así que chicas y hombres-que-aman-al-hombre, no os tiréis de los pelos y aguantad un poco la cordura, cerdas amigas.

Chulazo a la vista. Fuente
Carlos, fulminando de amor a alguien con la mirada. Fuente

La mala noticia es que Carlos ha tomado una trayectoria profesional diferente y despidió el blog en julio para desgracia de todos sus fanses. La buena noticia es que nos deja el blog abierto para consultarlo y poder entrar las veces que queramos.

Antes de llegar a su menú, os contaré que conocí a Carlos una noche a altas horas de la madrugada en Barcelona. Yo paseaba con mi mejor amigo y cuando vi a Carlos de lejos, le conté quién era. La siguiente escena era mi mejor amigo gritando CARLOOOOOS como una zorra descosida desmelenada y escondiéndose detrás de mí. Rocié de spray de pimienta los ojos de mi amigo, me acerqué a Carlos, rojo como un tomate, hablé con él y le conté el tema del menú apocalíptico, a lo que rápidamente me dijo que sí para mi regocijo total y el vuestro.

Mi mejor amigo, justo después de conocer a Carlos.
Reacción natural después de conocer a Carlos. Fuente

Como mis historias os importan tres mierdas bien poco, os dejo ya disfrutar (escribe como un fuckin’ god, TAMBIÉN) con el menú apocalíptico de Carlos :

¿En serio tengo que elegir un menú? Podría morirme eligiendo entre mil exquisiteces, pero creo que ahí van:

– Bruschetta de ajo y aceite con burrata.

– Sopa de cebolla

– Bocadillo de morcilla de Santa Elena a la plancha

– Torrijas maternas

– Un par de onzas de chocolate con guindilla

Bien regado con micheladas de Mònica. Sí, M-I-C-H-E-L-A-D-A-S, en plural. No hay mejor brebaje para asumir la función se acaba y nos vamos a la mierda porque un meteorito se estrella contra la Tierra, así que mejor darse a la bebida para aprovechar las últimas horas. Si voy a morir, que sea tirando petardos y cohetes, con los pies por delante, la cabeza erguida y las papilas de punta, estremeciéndose de placer ante tanto manjar. No hay un más allá, hasta aquí hemos llegado y solo estamos una mesa a rebosar de comida, mis fantasmas y yo. Los fantasmas se van al carajo a las primeras de cambio porque ya no hay minutos que perder amargándose por ni arrepentiéndose de nada. Nunca los hubo, pero nos empeñamos en creer que teníamos todo el tiempo del mundo y al final nos ha salido el tiro por la culata.

Como me la pela ligar, voy a disfrutar como un condenado del sabor a ajo crudo, del crujir del pan y de la melosidad de la burrata regada de aceite. Es uno de mis quesos favoritos, más intenso y, a la vez, más sutil que la mozzarella. Algo así como escuchar a Ornella Vanoni cantar L’Appuntamentouna y otra vez. Puro gozo. Eso sí, como a alguien se le ocurra comprar pan del malo, pierde automáticamente su derecho a última cena. Queda dicho.

La sopa de cebolla, obviamente, no es más que la continuación de la esencia del aperitivo: bulbo, pan y queso. Una de mis sopas favoritas —o LA favorita, ¿quién sabe?—, reconfortante como el abrazo de una madre en un momento tormentoso. 

Seguimos con morcilla, otra de las pocas razones por las que el ser humano puede llamarse a sí mismo «ser inteligente». Plancha bien caliente, vuelta y vuelta. Podría meterle membrillo y queso, pero adulteraría tanto la experiencia que creo que prefiero morcilla a pelo y gas. Al fin y al cabo, no está el horno para bollos, se cierra el chiringuito y todo se acaba.

Mamá, ¿me harías torrijas por última vez? De esas tan ricas que se preparan en Madrid, con leche aromatizada y sin cursilerías caramelizadas. De esas que no paro de comer por mucha voluntad que tenga o muy fuerte que sea. De esas que te muestran el sentido de la vida: disfrutar como un niño hasta el último momento.

Para acabar, nada mejor que un par de onzas de chocolate con un toque de guindilla. Que rabie, como dice Cosma. Que sea más que un simple cierre y deje un recuerdo imborrable en la lengua. Que me lleve un pedacito de México conmigo y me reconcilie, por fin, con él.

Restaurander, después de leer el menú apocalíptico de Carlos.
Restaurander, en pie y con lágrimas en los ojos después de leer el menú apocalíptico de Carlos.

Quiero acabar dando las gracias infinitas a Carlos por ser así de majo y darnos unos minutos de su tiempo ahora que está con otros proyectos. Carlos, te deseamos toda la suerte en el mundo en todo lo que hagas. Te lo mereces.

Ya para terminar, tengo que deciros que estoy en negociaciones para conseguir que nuevas personalidades muy conocidas participen en la sección.

«Prócsimamente», eso sí.

Queridas, queridos, a más ver.

2 comentarios en “El menú apocalíptico de Carlos Román Alcaide

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