Ingredientes (para 2):
- 2 muslos de pollo o cuartos traseros
- 1 sobre de sopa de cebolla (el de Hacendado va de coña porque no lleva fideos)
- 1 lata de coca cola
Amigas mías, pijas del mundo, infantas de europa, aquí va una receta especialmente pensada para vosotras, compañeras de mente relajada.
Lo que sí es cierto es que es una de esas recetas que jamás puedes esperarte lo puto jodidamente muy espectacular que sabe dada su facilidad extrema. No os lío más amigas, que os quiero descansadas para la receta. Lo único que os diré como suplemento es que esta receta no es mía, y que me robaron el corazón con ella. Literalmente.
Preparación.
Precalentamos el horno a 180º arriba y abajo. Mientras, ponemos los muslos en una bandeja y los salpimentamos.
Ponemos un poquito de aceite también sobre los muslos, pero sin venirte arriba porque el muslo ya soltará su grasa y si no, te encontrarás una piscina de grasaza que, por mucho que te empeñes, no alimenta ni da sabor; sólo anima tu lorza.
Ponemos al horno durante 60 minutos, dándole una vuelta a los 30 minutos. Pasado este tiempo, el pollo ya estará hecho, pero ahora es cuando le echamos toda la mandanga (para cortas, ahora hay que echar la lata de coca-cola, su contenido nada más, y el sobre de sopa de cebolla, también sólo el contenido).
La idea es tenerlo ahora hasta que la coca-cola reduzca y se caramelice. Bajamos el horno a 150º. Yo recomiendo dejarlo unos 40 minutos por un lado, le damos la vuelta, lo rociamos bien con todo el salsamen que ya huele como dios y lo dejamos otros 40 minutos más o hasta que veamos que ha reducido y tiene pintorra del copón.
Cuando el pollo esté listo, lo único que os falta es emplatar, poneros bien de salsa y tener una barra de pan por persona para meterse dentro del plato como si fuera una pértiga y ese fuera el salto de vuestra vida. En serio, es absolutamente alucinante.
Queridos, queridas, a más ver.
Música para cocinar:
«Una fiesta de despedida por cada uno de aquellos días que fueron tan ...»
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