
Ingredientes (para 20 croquetas aprox.):
- 200 gramos de las sobras de cola del rape
- 200 gramos de gambas gorditas
- 600 ml. leche
- 400 ml. caldo de pescado
- 1 cebolla
- 80 gr. de harina
- 2 Huevos
- Nuez moscada
- Pan rallado
- AOVE (Aceite Oliva Virgen Extra)
Hoy toca remangarse porque esta es una receta que aunque aparente ser fácil, tiene su qué. El noble arte de la croqueta, le llamo yo. Mucha gente piensa que las croquetas no tienen ninguna complicación y que cualquiera se pone y te hace una croqueta de llorar, pero no amigas, no es tan fácil. Lo más fácil es que cuando vas por ahí y pruebas una croqueta, ésta sea una plasta recalentá, o un ñordo insípido rebozado, o directamente de bolsa. Muerte y destrucción; es todo lo que pienso en esos momentos.
Así que hoy especialmente le vamos a poner muuuucho cariñico al tema y mucha atención, que sólo es cuestión de seguir más o menos los pasos.
La gracia de las croquetas es que es una comida maravillosa en la que se aprovechan restos que han sobrado de otros días. En este caso yo he aprovechado el rape que me sobró del otro día de los garbanzos con rape y setas y además le he puesto unas gambas grandes congeladas, que le quedan genial y son más baratas. Aquí podéis hacer lo que queráis. ¿Tienes un día en que se te caen los billetes de 600€ del bolsillo y además de pija, te sientes presidenta de la cofradía de la gamba almeriense? Pues oye, gástate el pastizal en gambas para croquetas; ahora, a mí me parece un crimen poner una gamba de la muerte en una croqueta, así de claro.
Al lío.
Preparación.
Cortamos el rape en trocitos pequeños cuadraditos (no os volváis locas y lo hagáis tamaño átomo, que queremos que se note la chicha) y lo ponemos en la sarten, donde previamente habremos calentado un par de cucharadas de AOVE. Le damos 4 o 5 vueltas a fuego máximo y sacamos a un plato.
Ahora ponemos las gambas (al ser congeladas, si las ponemos con el rape igual hace que se nos cueza el rape) a fuego máximo también y las removemos un par de minutos. Cuando estén casi hechas, las partimos con la espátula que estemos usándo para que también queden trozos majetes. Sacamos y sazonamos el rape y las gambas.
Ahora vamos con la bechamel. Lo primero que hay que hacer para que no nos pille el Toro Montoro es poner a calentar la leche y el caldo. Con templar es suficiente; no queremos la temperatura de la lava. Vamos a aprovechar el aceite donde hemos hecho el rape y las gambas para hacerla ahí. Ponemos una nuez de mantequilla y cuando se derrita echamos la cebolla cortada en brunoise (daditos lo más pequeños posible) a fuego medio-alto. Cuando esté transparente y empiece a coger color, echamos la harina para que se dore. No me seáis garrulas y me echéis la harina cruda encima de la leche porque os quedarán unos grumacos del tamaño de África.


Ahora vamos añadiendo la leche y el caldo calientes poco a poco sin dejar de remover con un batidor de varillas. Añadir la nuez moscada y rectificar de sal.
Desde que empecemos a echar el líquido hasta que la bechamel esté lista, tardaremos aprox. 20 minutos, así que paciencia; no os tiréis de los pelos tan rápido. Sabréis que la bechamel está cuando se suelte fácilmente de las paredes. Cuando se empiece a soltar, añadimos el rape y las gambas a la bechamel, bechamel-mucho.

Cuando lleguemos a ese momento, estiramos la masa en un recipiente y la dejamos reposar durante unas horas para que se enfríe y podamos trabajarla. Al estirarla, podéis untar la superficie con un poco de mantequilla para que no haga costra, y luego tapar con papel film.
Después de unas horas de reposo, ahora llega el mágico momento de hacer las croquetas. Para el proceso, vamos a utilizar harina, huevo y pan (secar, mojar, secar).
Hacemos las croquetas dándole forma con dos cucharas o con las manos húmedas y las dejamos preparadas para rebozar. Con los ingredientes, salen unas 20 croquetas majas.

Ahora podéis congelar las que no os vayáis a comer. Siempre está bien tener un arsenal de croquetas para esos días que te levantas monguer y no te apetece liarte a cocinar.
Fritura: Lo primero, calentamos la sartén. Cuando esté caliente, ponemos el aceite (si tenéis freidora, mejor que mejor) y esperamos a que esté ardiendo en deseo, prácticamente a punto de ponerse a humear y entonces echamos las croquetas. Si las ponéis con el aceite insuficientemente caliente, tendréis una bonita masa crujiente sin nada dentro porque se abrirán y todo el interior se irá a tomar viento, así que fundamental el aceite calentérrimo!!
Un minuto y medio aprox por cada lado y rápidamente sacamos sobre un plato con papel de cocina para quitarle el exceso de aceite, que no queremos alimentar la lorza más de lo necesario.
Et voilà!
Pues eso es todo amigas y amigos. Espero que disfrutéis y enamoréis a vuestros comensales con estas croquetitas del amor.
Queridas, queridos, a más ver.
Música para cocinar:
Como me pasaría la vida alimentándome a base de croquetas (no me importa en qué forma, ni donde, ni como), esta es la canción.
éxito total,he hecho las croquetas coquetas y he triunfado, soy la reina de las croquetas!!!!
Bravo Rosi!!! Joder, qué alegría me dais cuando leo estas cositas. Ojalá hayas salido a hombros como la auténtica reina croquetera, claro que sí!!!
No las he hecho aún, pero amenazó con hacerlo. Genial tu manera de explicar la receta. Un hurra por la cocinera más divertida: hip hip hurra!!!!!!
Hurra por mi, la cocinera más divertida!!! 🙂