Ingredientes:
- 10 champiñones medianos-grandes
- 100 gr. de mantequilla
- 9 tomates secos en aceite
- Tabasco
- Hierbas aromáticas (orégano, tomillo, romero, etc)
- Sal y pimienta
Quienes conozcáis un poquito el Raval, seguro que habéis escuchado hablar del Cassette Bar, en el carrer de L’Est nº 11. Hace unos años, Fabio y Laura decidieron abrir ese garito en pleno Raval y a mí me hicieron la persona más feliz del mundo porque es uno de los mejores sitios que he conocido en Barcelona. Es un local que empezó sirviendo unas copas de absoluto escándalo a precios más que moderados y que tenía y tiene un gusto musical tan o más exquisito que sus copas. Son unos currantes incansables y vayas cuando vayas, siempre están con una sonrisa para recibirte, aunque haya 24.000 personas atosigándoles.

Por si la cosa no era suficiente, resulta que además Fabio tiene una mano en la cocina que se te va la cabeza y Laura hace unos postres que son para pedir que caiga un rayo y te fulmine de inmediato para llevarte ese último sabor a la tumba. Así las cosas, decidieron que además de copas, iban a servir cenas y tienen una carta muy sencilla, pero escandalosamente rico todo lo que hagan. No exagero. La comida es simplemente maravillosa.
Si os acercáis al bar antes de las 22-22.30, con la consumición te ponen una tapita. Pero nada de el típico pellejo de fuet con pan reseco o la típica tortilla-reseca-puto-asco que te empeltan en muchos sitios. Sus tapitas son para gozarla, aunque sea lo más sencillo del mundo.
Una de esas tapas son estos champiñones que tenemos hoy y que te pueden aparecer como tapa en una rebanadita de pan crunchi que me están poniendo malo sólo de acordarme (erección, erección, erección). También están como bocata y eso ya es ida de olla máxima de lo ricos que están. Un día, un pelín piripi, conseguí sacarle a Fabio la receta, y además, cuando le pedí autorización para publicarlo, su respuesta fue esta: «En esta época en la que todo está en la red, sería de gilipollas decirte que no lo publiques cuando me parece que precisamente esa es la grandeza de internet, el poder compartir información y enriquecerse unos a otros». La siguiente imagen es de mí mismo delante de él sacando un anillo de matrimonio. Además, ¿sabéis qué es lo mejor? Que estamos hablando de una auténtica receta de Cocina para Infantas!!
Para no ser el típico chapas y que alejéis de una vez ese bote de pastillas que tenéis en la mano, ¡vamos a ponernos ya en marcha, queridas mías!
Preparación.
Pasamos un paño húmedo por los champiñones para quitar restos de tierra y lavar un poco. No suele convenir meterlos debajo del chorro de agua y frotar con un estropajo metálico porque el champiñón pierde propiedades. Después de pasar el trapito o paño, lo ideal sería secarlos.
Ahora, vamos a hacer un Lorena Bobbit y vamos a quitarle todos los rabos a los champiñones. Para ello, vamos a coger el pie o rabo lo más cercano a su unión y vamos a girar suavemente hasta que se suelte desde abajo.


Ahora los ponemos todos juntos en una bandeja para horno, que habremos precalentado a 180º durante 10 minutos, y los metemos durante 15 min sin ponerles nada, ni sal, ni hostias.
Mientras los tenemos en el horno, ponemos la mantequilla al microondas unos 30 segundos, o hasta que esté blandita, pero no os paséis que se quemará!! Si os queda líquida de más, en unos minutos volverá a su estado natural.
Ponemos en un vaso batidor 6 tomates secos, las especias que os salga del chirri (oréganos, tomillos, y demases), sal, pimienta y unas cuantas gotas de tabasco. Es interesante el punto punki que le da el picante a esta receta, la verdad.
Batimos bien, añadimos la mantequilla, ajustamos de sal y picante y batimos de nuevo. Debe quedarnos una mezcla uniforme. Si lo hacéis con la mantequilla casi líquida, todo se mezcla mucho mejor y en unos minutos la tendréis otra vez sólida.

Una vez todo bien mezclado, cogemos los otros 3 tomates secos, los picamos no muy finos y los unimos a la mantequilla, sin batir ya, sólo unir.
Sacamos los champos del horno, quitamos el líquido de su interior (tiradlo, bebedlo, o rellenad botellas de agua de Lourdes; a vuestra elección) y con una cucharita, rellenamos el interior con la mantequilla.
Volvemos a meter todos al horno durante 5 minutos más. Sacamos, servimos y a gozar. Solos están de muerte. En un bocata con un poco de rúcula y cebolla confitada son escandalosos. Con una rebanadita de pan, también. A vuestro gusto, queridas.
Espero que los disfrutéis. ¡Nos vemos en el Cassette!
Música para cocinar:
Algo que puedes escuchar si vas al Cassette.