Ingredientes:
- 1kg tomate maduro (si es pera mejor. El tomate pera, no que le pongas pera).
- 1kg nectarinas (parece mucho, pero es todo hueso)
- 1 pepino majo
- 1 cebolla tierna
- 1/2 diente de ajo (prescindible)
- 4 cucharadas vinagre de jerez
- 300-400 ml agua
- 50-100 ml de aceite de oliva virgen extra (AOVE)
- 4 cucharaditas rasas de sal
Un plato de gazpacho equivale a un día más de vida. Es una frase que decía mi abuelo y que yo pongo en uso cada vez que puedo ingiriendo cantidades inhumanas de ese plato frío tan puto maravilloso.
Para que entendáis el porqué de las siguientes recetas que publicaré, deberíais saber que estoy sin gas en casa (darse de alta es bastante más complicado que ser el comandante de la próxima misión espacial a Neptuno o a Palencia), por lo que prácticamente estoy obligado a hacer cosas de horno, o cosas frías.
El gazpacho es una de las cosas que más me gustan del mundo. Podría comer gazpacho de todo tipo: de tocino, de rata; de lo que fuera. Es muy interesante probar con las frutas porque deja un sabor a gazpacho más o menos tradicional, pero con un toque siempre diferente que mola mucho.
Además, queridas mías, la receta de hoy es APTA PARA INFANTAS, así que ya sabéis cuál será el grado de complejidad. A la carga.
Preparación:
Comenzamos lavando bien todas las hortalizas y la fruta. Recordad que todas las mierdas que les ponen para que luzcan bonitas, son SÚPERSANAS, pero como ya tenemos suficiente con el valor nutricional que tienen de por sí, nos guardamos los sulfitos nucleares para otro día.

Cortamos los tomates en 2-3 trozos y a la zona de batido. No hace falta cortar más porque vamos a darles lo suyo con la batidora. Eso sí, haced un Lorena Bobbit y quitad los rabos.
Ahora vamos a pelar el pepino (por favor, quien esté leyendo 50 sombras de Grey, que se calme), partimos por la mitad y con una cucharilla, despepitamos (las pepitas son el huevo duro del pepino. No se digieren, no tienen sabor y sientan mal. Pero el huevo duro sí que da asco, eso es verdad).
Cortamos un poco y a la cazuela.
Pelamos las nectarinas, tiramos los huesos a nuestra vecina odiosa cuando la veamos pasar, cortamos y para dentro.
Pelamos la cebolla tierna, dos o tres cortes, y para dentro.
Pelamos diente de ajo, partimos por la mitad, sacamos la raíz y echamos sólo media mitad.
Ponemos la sal, y el resto de componentes líquidos menos el aceite. No te pases con el agua de entrada para poder controlar luego el punto que a ti te guste, si más liquidín o más plastorro.
Cuidado; llega la parte compleja. Enchufar la batidora, meterla en el cacharro con los alimentos y batir.
Muy bien. Ahora siéntate, ponte un vino o un copazo y descansa.

Cuando vuelvas en ti, procedemos a colar el gazpacho por un chino o por un colador para quitarle todas las pieles del tomate; hazte un abrigo con ellas.
Una vez colado, vamos a batir de nuevo incorporando el aceite al hilo (echándolo poco a poco para que mientras bates se incorpore al gazpacho y emulsione. Con el aceite, igual que con el agua; tú mismo.
Y ahora sí, todo listo para empezar a ganar días de vida! Si no eres tan sosa como yo en este caso, podrías cortar una de las nectarinas en cuadraditos de 1×1 y ponérselos al gazpacho por encima para darle un punto de textura.

Fundamental darle mínimo un par de horas de frío antes de consumir para notar todos los sabores en su esplendor!
Espero que os guste, modernas!
Queridas, queridos, a más ver.
Música para cocinar:
Bonny and Clyde (Clyde Barrow Version) – Luna
Brutal gazpacho donde los haya!!
Lo hicimos para tomar por la noche y limpiar el pepino fue genial para que éste no repitiera. La emulsión fue algo que desconocía y que dejó el gazpacho como personalmente a mi me gusta: espeso, espeso.
Una gozada chef Ander!! A seguir así que me salvas más de un platico en casa cuando no sñe que coj**es hacer.
Un abrazo!
ps: volviendo a su temática sobre alimentos que fomenten la vigorosidad sexual decirle que el tomate aumenta sustancialmente la producción de semen.