Ingredientes (4 hamburguesas): 

• 600 gr. de lomo de salmón
• 8 ramas de cilantro
• 10 ramitas de cebollino
• 1 huevo
• 3 cucharadas de pan rallado
• ralladura de 1/2 (ese símbolo significa media, querida infanta) lima
• 1 cucharadita de wasabi
• 3 cucharadas de soja suave
• 3/4 (tres cuartos, querida) de cebolla tierna
• rúcula
• aceite de oliva virgen extra (no como tú)
• 4 molletes de antequera o el pan que te salga del choto

Amigas, amigos, aquí estoy otra vez con vosotros. Después de estos meses de inactividad culinaria, pretendo volver a engancharme a mi ritmo habitual, aunque no aseguro nada. Digamos que después de que en masterchef destruyeran mi ego cocinil, no me encontraba con ganas de tocar una puta sartén. Superado el momento «Mamá, no quiero ser artista», volvamos al redil. ¿Volverá definitivamente la mamarracha esta? os estaréis preguntando. No lo sé. Lo cierto es que son varias las personas que últimamente me han dicho que su vida es mucho más miserable sin leer mis mierdas, llegando incluso a zarandearme por los hombros y abofetearme exigiendo una reacción.

Abucheado por mi propio público en alguna de las últimas entradas, como la del hummus de judías, decidí dejarme de mamonadas y volver a daros la droga que tantas alegrías mutuas nos había dado. En honor a estas palabras y reflexiones, he pensado que incluso voy a crear una nueva sección y que hoy mismo vamos a inaugurar: Mierda de la buena.

Así las cosas, hoy, en Mierda de la buena, hamburguesa de salmón. Tiene su trabajo ya que vamos a cortar el salmón a cuchillo (oh-dios-mío), pero el resultado es para quitarse las costillas flotantes y darse una buena sesión de autocomplacencia. Sin más, perras mías, démosle caña a esos cuchillos.

Preparación. 

Lo primero que debemos hacer es retirar la piel del salmón con el cuchillo. Intentad no llevaros mucha carne con la piel, y me controláis que no queden espinas tampoco. Una vez quitadas las pieles, con un cuchillo bien afilado tenemos que ir haciendo filetillos y de cada uno de estos, cortarlos a cuadritos bien pequeños. En un poco trabajo de chinos y las manos quedan un poco con olor a asca, pero merece la pena. Después de cortar todo el puto salmón, añadimos la cebolla tierna troceada muy pequeñita también y procedemos a incorporar el resto de ingredientes en la mezcla.

Una vez incorporados todos los ingredientes, menos la rúcula y el pan, pijas mías, dejamos la mezcla en la nevera tapada con film durante unos 30 minutos, para que los sabores forniquen entre si.

Pasado el tiempo de rigor, dividimos la mezcla en cuatro partes iguales y con las manos les damos forma de hamburguesa.

Vamos a marcar en una plancha unos dos minutos y medio por cada lado. Poned un poco de aceite en el fondo para que no se pegue y montéis un cristo antes de tiempo.

Mientras, aliñamos la rúcula con un poco de aceite de oliva y sal y tostamos el pan en el horno o tostadora. Pasado el tiempo, ponemos cada hamburguesa en un pan con un buen montoncito de rúcula y listos. Si queréis ponerle alguna salsa, como veáis, pero la propia hamburguesa ya tiene mil sabores que merecen la pena por sí solos, así que yo no me complicaría mucho.

Sin más, espero que esta vuelta no me cueste escupitajos en la cara, como en las últimas. Espero que lo disfrutéis, queridas zorrupias.

Queridos, queridas, a más ver.

Música para cocinar: 

Es suave la voz – Mi capitán